El 8 de agosto fue el Día Internacional del Orgasmo Femenino, una celebración que nació en 2007, en un pequeño pueblo brasileño llamado Esperantina, ubicado en el estado de Tocantins. Lo propuso su entonces concejal José Arimateia Dantas Lacerda, impactado por los resultados de una investigación realizada por la Universidad Federal de Piauí, que reveló que el 28% de las mujeres de esa región eran incapaces de llegar al orgasmo.
El concejal concluyó que este dato demostraba una problemática grave de salud pública e impulsó una ordenanza para promover que los habitantes del pueblo “hicieran un esfuerzo” para que sus parejas llegaran al clímax. Sostuvo que era muy difícil “abrir la cabeza de una mujer para que ella luche por su propio placer” y que, mientras no se resuelva el derecho de la mujer a expresarse, “la gente no está completamente feliz”. “No hay vida sin orgasmo. Es una fuente de felicidad a costo cero. Con el orgasmo, no hay traición en una relación. Hablar sobre el orgasmo es hablar de felicidad”, aseguraba Dantas Lacerda.
Su iniciativa se extendió y el “Día Internacional del Orgasmo Femenino” comenzó a celebrarse en el resto de Latinoamérica y otros países del mundo, con el objetivo de crear conciencia sobre la sexualidad femenina y el derecho al placer de las mujeres.
Buena suerte...
Hace unos días se estrenó en nuestro país “Good luck to you, Leo Grande” (“Buena suerte, Leo Grande”), una película escrita por la actriz británica Katy Brand y dirigida por Sophie Hyde. En un formato que tiene mucho de obra de teatro, sus casi dos únicos personajes están magistralmente interpretados por la gran Emma Thompson y Daryl McCormack (a quien conocemos por “Peaky Blinders”).
¿Cuál es el argumento? Nancy, una maestra jubilada que ha quedado viuda, decide contratar los servicios de un trabajador sexual. Consciente de que está envejeciendo y que el tiempo vuela, ve a sus amigas “marchitarse” y anhela vivir una aventura. Nunca ha tenido un orgasmo y con su marido, el único con quien estuvo, los encuentros eran breves y monótonos y terminaban con un beso en la mejilla. Nancy quiere estar con otro hombre. Más aún, quiere estar con un hombre joven.
“Leo Grande”, quien se autodefine como un “terapeuta sexual”, no sólo tiene habilidades eróticas y disfruta lo que hace: es además un gran conversador y sabe conectar con las personas. Sigue a Nancy en sus tiempos y, con mucha habilidad y sin presiones… la irá llevando. La anónima habitación de hotel será el escenario de búsqueda de placer de esta mujer madura, no sin antes repasar un poco de su historia, derribar sus prejuicios y soltar la montaña de autocrítica que lleva adentro.
No te juzgues
A propósito de la película, se viralizaron las fuertes declaraciones que hizo la actriz en una conferencia de prensa en el Festival de Cine de Berlín, cuando le preguntaron acerca de haberse mostrado completamente desnuda en una escena (y al natural, con el cuerpo no trabajado, sin cirugías, de una mujer de 63 años): “A las mujeres nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestros cuerpos. Es un hecho. No puedo pararme frente a un espejo así nomás. Porque si estoy frente a un espejo, me muevo, me pongo algo, me pongo de costado, hago algo. No puedo estar así (parada). ¿Por qué lo haría? Es horrible. Pero ese es el problema, ¿no? A las mujeres nos han lavado el cerebro toda la vida. Y todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos y lo mal que está todo. Todo está mal, y tenemos que vernos de una determinada manera”.
Luego se puso de pie y continuó con énfasis: “Así que inténtenlo. Intenten pararse frente al espejo y no se muevan. No te muevas. Solo acéptalo, acéptalo y no lo juzgues. Es lo más difícil que he tenido que hacer. Hice algo que nunca había hecho como actriz”.